“En Islandia he aprendido a ser mejor ciudadana”

Por: Claudia Zavala

Rebelde y determinada. Así se define Ana Martha Helena, mientras comparte su historia. Vive en Islandia, una isla ubicada a casi 8 mil kilómetros de distancia de su país, El Salvador. ¿Y cómo llega una profesora salvadoreña a vivir a un lugar tan distante y distinto? “Por amor”, contesta sin titubeos.

Era abril de 2008 cuando, después de una fuerte y negativa ruptura sentimental, Ana comenzó a chatear con gente extranjera, según explica, sólo con la intención de distraerse y pasar el tiempo.  “Vi que habían nórdicos, uno puntualmente de Reikiavik (Reykjavík), la capital de Islandia. Le mandé un guiño y me contestó en inglés, preguntándome no sólo por mí, sino por cómo era la cultura de mi país. Eso me llamó la atención”, comenta.

 Comenzó así una relación que llegó a consolidarse, al punto que pasaban hasta seis horas diarias chateando. Por las seis horas de diferencia entre ambos países, a veces él no dormía, pues la tarde-noche de ella era la madrugada de él. “Tres meses después, él me dijo que se estaba enamorando y que necesitaba conocerme en persona. Yo le dije que me visitara, si quería, pero que yo no le prometía nada, pues estas cosas nunca se sabe cómo van a salir”.

En semanas previas a su viaje, estalló la crisis económica en Islandia y él no pudo comprar su boleto aéreo, porque los bancos habían cerrado y nadie tenía acceso a su dinero. “Pensé que todo lo que me decía era mentira, que me estaba engañando. Pero, luego me informé y vi que era cierto. Él se esforzó mucho para conseguir su boleto. Compró primero Islandia-Nueva York y luego la otra escala para El Salvador. Ahora recuerdo todo ese proceso con mucha ternura, porque fueron tiempos difíciles, en todos los sentidos, y luchamos por superar todos los obstáculos y, por fin, conocernos”.

El encuentro ocurrió en noviembre de 2008. Ella había comentado de su “relación” sólo a una amiga. Como él iba a llegar, tuvo que contarlo a la familia. “Lógicamente, tenían miedo. Mi hermano me dijo que a saber qué loco era y mi mamá me dijo, literalmente: ‘A saber qué pata puso ese huevo. Mejor quedate sola’, jaja!”.

Con semejante apoyo familiar, Ana se decidió a acudir al aeropuerto a recibirlo: “Recuerdo que lo vi tan blanco, tan rubio, con esos ojos tan azules… destacaba mucho del resto de la gente. Yo le digo que lo vi hasta iluminado! Jaja! Lo impresionante de todo, es que cuando nos vimos nuestra sensación fue como de un reencuentro. Habíamos invertido tantas horas conociéndonos emocional y espiritualmente, sin nada físico de por medio, que de verdad nos sentíamos compenetrados como pareja. Fue muy extraño, pero esas cosas de verdad pasan cuando te enamoras”, explica.

La madre de Ana, reacia inicialmente a la relación, cambió radicalmente su opinión, cuando lo conoció. “Mi mamá está en silla de ruedas, porque es amputada de una pierna, por la diabetes. Cuando él entró a mi casa, se arrodilló junto a ella y le besó la mano. Se quedó un momento así y eso la conmovió mucho. Por primera vez, vi el tipo de amor que él sentía por mí, reflejado en la forma en que trató a mi madre”.

Después de ese encuentro, ella también se trasladó a Islandia para conocer a su familia y, sobre todo, al hijo pequeño que su enamorado tenía con su ex esposa. Siguieron dos viajes más de visitas, hasta que en octubre de 2009, decidieron casarse.

Y ahí empezó el cambio radical de vida. Ana dejó definitivamente su país, en diciembre de 2009. En pleno invierno islandés. “Cuando llegué, me impactó mucho la oscuridad. Durante el día, sólo hay tres horas de luz solar. En verano es al revés, las noches son claras, el sol no se oculta”, explica.

Una de sus primeras experiencias “de choque” la vivió en las tradicionales piscinas islandesas. “En pleno invierno, con un frío que puede llegar a -20ºC, la gente estaba ahí desnuda. Son bastante desinhibidos. Yo salí con mi maletita tapándome. Él me decía que saliera a meterme al agua, que estaba caliente y me iba a sentir mejor. Cuando entramos a la piscina, me di el quemón de mi vida! Es agua muy caliente que suele estar a unos 30-40ºC. Así que del frío horrible y desnuda, pasé a esa quemazón! Espantoso! Hoy ya me acostumbré y le encuentro la gracia. Pero, en ese momento, me pareció una locura”.

Emprender y superar miedos

Su formación como profesora fue piedra angular para que Ana pudiera insertarse en el mercado laboral islandés. En una institución para la enseñanza de la lengua materna, consiguió empleo como maestra de español. Luego, pasó a una escuela primaria. Pero, su principal interés era aprender y consolidar sus conocimientos de islandés, a parte del inglés que le servía para comunicarse, así que decidió trabajar en una guardería del Estado, durante dos años. Ese tiempo le sirvió no sólo para sentirse más segura con el idioma, sino para activar la chispa emprendedora que siempre tuvo.

“Yo vi que era perfectamente capaz de hacer lo mismo que hacían en la guardería, incluso mucho mejor”, reconoce con decisión. Además, la jefa que tenía entonces estaba teniendo un comportamiento poco humano con ella: “A mi mamá le habían amputado también el otro pie y yo quería viajar en Navidad para estar con ella, para cuidarla. Ella no me lo quería permitir. Por más que intentaba que comprendiera mi situación personal, ella no accedió a darme el permiso. Entonces, renuncié y la denuncié en el Ayuntamiento, porque realmente me pareció un abuso lo que estaba haciendo. Luego, supe que ella se dedicó a desprestigiarme laboralmente, fue una experiencia realmente fea. Fue ahí donde decidí que nadie me iba a pisotear más, como persona ni como profesional. Y que yo sería capaz, al costo que fuese, de generar mis propias fuentes de trabajo y de ingresos económicos”, añade.

Una de esas noches de insomnio y preocupación, en las que Ana intentaba buscar una solución a su situación de trabajo, y ya con una hija pequeña a su cargo, llegó la respuesta: “Me levanté de un salto de la cama, fui a una habitación grande que teníamos desocupada. Comencé a medir los metros cuadrados con los pies, la altura con los brazos, haciendo cálculos, visualizando, proyectando, soñando… y ahí supe que pondría mi propia guardería en casa, costara lo que costara”.

Luego de informarse bien sobre trámites y aspectos legales, inició el proceso de aprobación de permisos y licencias, exámenes médicos y psicológicos y todo lo que la exigente legislación islandesa le demandaba. No se rindió. Ana se convirtió en “Dag-mamma”, una especie de “madre de día”, que le permite tener bajo su cuidado a un máximo de cinco niños por persona. En su caso, puede atender a diez, pues estableció una colaboración de trabajo con otra “dag-mamma” de Ucrania, para ofrecer un servicio más completo a las familias islandesas. “Con mi escaso presupuesto, busqué en tiendas de segunda mano, decoré de una manera hermosa, a mi gusto, reciclé juguetes de mi hija Clarita, compré una alfombra preciosa, contacté a través de grupos de Facebook a posibles clientes, hice publicidad de todas la formas que pude y me lancé! Declaré, en el nombre de Dios,  que me saldría trabajo”.

Sus esfuerzos y su fe han rendido frutos, en cuestión de dos años. La recepción ha sido bastante buena. Llenaron rápido los cupos. Y ya tiene lista de espera, hasta el año 2019. “Las mujeres se quedan embarazadas y reservan plaza para sus hijos con nosotras. Al ser un lugar tan pequeño, se ha corrido rápido la voz y la gente nos busca mucho”, dice entusiasmada.

La clave del éxito de su guardería en casa, según explica, es la seriedad y compromiso con que desarrollan su trabajo. “Yo traía una muy buena base pedagógica de mi formación en El Salvador. Yo era formadora de maestros. Me encantan los niños y trato de disfrutar al máximo esas horas que pasamos juntos. Jugamos, cantamos, hacemos ejercicio… también les cocino, pues están en casa de 8 am a 4 pm y varias veces les he hecho platos salvadoreños. Su favorito es la carne guisada con papas y el licuado de leche con guineo”.

Esta experiencia pedagógica le permite tener también un vínculo más pleno con su propia hija, Clarita, de 6 años. Una niña a la que está criando desde la mezcla entre los valores islandeses y salvadoreños que a ella le inculcaron. “Aquí todo es distinto. La gente es más relajada con los niños. No castigan, no amenazan, no chantajean emocionalmente. Si se enferman, ok, ya sanarán. Si les da fiebre, nadie hace drama. Los niños van con moquitos y no pasa nada. Salen solos a la calle, desde los 4 ó 5 años. Esta es una ciudad hiper segura. Todo eso he tenido que irlo asimilando, porque yo venía con la paranoia de la inseguridad de mi país, lastimosamente”.

El funcionamiento de las instituciones y la madurez democrática es otro de los aspectos que a Ana la han marcado. De hecho, después de la crisis de 2008, la pequeña isla, de 350 mil habitantes, fue el único país en el mundo en encarcelar a los banqueros responsables de la crisis y fue el primero en recuperarse financieramente. Mediante voto popular, la gente decidió no pagarle a los bancos de Reino Unido, sentando un precedente social y político sin parangón. “Estaban muy obsesionados con encontrar a los responsables. Por asegurarse de que eso no volviese a pasar. Son de discutir mucho todo y decidir democráticamente todo. Eso los hace fuertes. Yo estoy agradecida con este país por todo lo que me ha dado. Al principio, lo odiaba, no me adaptaba. Pero ahora siento que incluso soy mejor ciudadana, gracias a esta experiencia de vida. La cultura nórdica me ha dado más sensatez y tolerancia, sobre todo, viviendo alejada de fanatismos religiosos y políticos. Me siento más plena y más feliz”, finaliza.

 

10 comentarios en ““En Islandia he aprendido a ser mejor ciudadana”

  1. Preciosa tu historia. Muy similar a la mia cuando encontré el amor de mi actual esposo en internet y la experiencia del cambio de cultura al venir a vivir a NY…Disfruté mucho tu historia y te felicito por la garra y empuje. Dios te bendiga!

    1. Gracias, Wendy! Me alegro que la historia de Ana haya resonado en tu corazón y te hayas identificado de esa manera. Un abrazo!

  2. Si muy hermosa historia amiga, como en los cuentos de hadas tenias tu príncipe azul al otro lado del mundo, pero Dios los unió apesa de todo, deseo siempre que sigan siendo felices…como no contar tu historia, si yo cuando puedo siempre cuento tu historia en 3 minutos…..te quiero mucho. Saludos.

  3. Una historia más de amor que se formó a través de internet, a la cual me sume en 2013 y de la cual ya tenemos una princesa y un príncipe en camino.. Me mudé a Ontario, CA y me identifique tanto con su historia en el aspecto de mejor ciudadana y el aceptar vivir en una ciudad mil veces más segura que nuestro Pulgarcito. Bendiciones y que siga cosechando éxitos.

  4. Muy linda historia. Como quisiera estar contigo alliy para ayudarte con los niños. Trabaje 23 años como asistente de parvularia. Y se lo lindo que es trabajar. Con los niños. Dios te bendiga.

  5. Bendiciones para ti sobrina sigue adelante la vida a ti te ha sinreido con la bendicion de nuestro creeador y con tu coraje demostraras esa casta cuscatleca adelante

  6. Cuando supe de tu boda y que te fuiste a ese país, dije a Dios: tu sabes lo difícil que ha sido para ella tomar esta decisión por la situación de su madre, pero Dios puso en mi mente a esa señorita que fue mi alumna, muy decidida, segura de sí misma, emprendedora, inteligente, responsable, con metas trazadas con los pies en tierra, con esa respuesta Dios me decía que triunfarías porque ademas de lo que acabo de describir, eres una mujer de fe firme.

    El año pasado me encontré a Ingrid María, y le pregunté por tí, me comentó que estabas muy bien, que tu mami había viajado, que tenías una niña muy bella y que tienes un buen esposo. Me quedé muy agradecida con Dios por tí.

    Y mira nada más, te encuentro en el facebook con Lizeth, agradable sorpresa y al leer esta historia, me digo, Es una guerrera. Felicidades Ana Marta Helena!!!! Dios continúe bendiciéndote abundantemente. Felicita de mi parte a tu esposo, porque supo identificar lo valiosa que eres..

    Un abrazo.

    1. Muchas gracias Lic. por su cariño sincero y por siempre confiar en mí. Usted es un gran ejemplo de mujer fuerte y gran profesional 🙂 Bendiciones

  7. Muy linda historia yo comparti con Ana Marta en El Salvador y siempre fue asi decidia y fuerte bendiciones hasta Islandia.

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