Por: Claudia Zavala
El proceso migratorio de Sandra López tiene matices similares a los de muchas personas que viven fuera de su país de origen. Sin embargo, sus circunstancias personales han marcado una profunda transformación, en cuanto a los modelos familiares y vitales que tenía estructurados, a los 24 años, cuando decidió emigrar de El Salvador.
“Llegué a Reino Unido, en abril de 2002. Tenía 7 meses de haberme casado. Aunque se crió en El Salvador, mi esposo tiene nacionalidad inglesa, porque nació aquí. Queríamos formar una familia y que nuestros futuros hijos tuvieran una vida distinta, tranquilidad, seguridad y oportunidades de desarrollo. Ese fue nuestro principal motivo para emigrar”.
Apoyados inicialmente por miembros de una congregación religiosa, amigos de los padres de su marido, la pareja llegó al sur de Londres, un día de primavera. “Hacía un frío terrible, a pesar de la estación. Recuerdo que vi todo gris y feo. Salí de la estación de tren, me apoyé en una pared y comencé a llorar. Me impactó mucho ese cambio tan drástico. Yo era muy joven y me dejé llevar, iba totalmente confiada. Pero no era lo que yo esperaba”.
Un estatus diferente
Reportera de televisión en su país de origen, le faltaba un año y medio para terminar la carrera de Comunicaciones. El pueblo sureño al que llegaron estaba habitado fundamentalmente por ingleses ancianos, que viven su jubilación cerca de un mar helado y color marrón. “Vivíamos en la casa parroquial con los sacerdotes. Nos dieron un mes para vivir ahí. Con los pocos ahorros que teníamos, nos teníamos que buscar la vida. Al mes, nos tuvimos que ir a otro pueblo. Ahí, nos dieron otro mes más de posada, mientras buscábamos trabajo. Justo cuando se nos iba a acabar el dinero, mi esposo encontró trabajo de chef, en un restaurante mexicano. Yo tenía que esperar 6 meses para pedir mi permiso para trabajar. En ese entonces, tampoco sabía inglés, así que mi situación era realmente desesperante”.
Con el primer sueldo de su marido, rentaron un pequeño apartamento y Sandra comenzó a trabajar en un restaurante de comida rápida. “Recuerdo que lloraba a cada rato. Después de trabajar en televisión, me vi limpiando mesas. Muchos pasamos por esa situación como inmigrantes, pero cada quien lo vive y lo procesa a su manera. Recuerdo que mi marido me animaba bastante en ese entonces. Y yo también me decía a mí misma que tenía que aguantar y luchar, para superar esa etapa inicial, que es la más dura”.
Mientras procesaba el choque cultural, lingüístico y climático, decidieron moverse a Londres, en el año 2003. Con su permiso para residir y trabajar en regla, Sandra consiguió empleo en un hotel, arreglando camas. Su marido se ocupó como chef. “Vivíamos en una casa vieja, sin ascensor, con el techo puntiagudo, pero bajito. Me daba en la cabeza a cada rato. Recuerdo que durante todo ese año y hasta 2004 lo único que tenía en mente era que me quería regresar a mi país. Ese mismo año, vinieron mi hermano y unos amigos que estaban estudiando a compartir casa con nosotros, durante un tiempo. Pero cuando se fueron, nuevamente mi decepción por el lugar salió a flote. Por más que intentaba, no lograba sentirme bien ahí”.
La noticia de un embarazo llegó, en el verano de 2004. Entonces, Sandra había logrado ubicarse en un trabajo de tiempo completo en una “Nursing home”, una especie de asilo, cuidando ancianos. “Mi hijo nació, en marzo de 2005. Fue cesárea y, durante la intervención, me cortaron la vejiga accidentalmente. Fue horrible. Tuve una recuperación muy difícil. Mi mamá viajó desde El Salvador y me ayudó durante un mes y medio. Luego de que terminaron mis 5 meses de baja maternal, recurrí a una ‘childminder’, para que me cuidara a mi hijo, porque las guarderías son carísimas. Quedaba a la par de donde yo trabajaba. Pero, luego descubrimos que era una persona depresiva y tuvimos muy mala experiencia con ella”.
La salud en vilo
Ante eso, Sandra comenta que su marido comenzó a estudiar Computación en la universidad y a cuidar al niño, durante la media jornada de trabajo de ella. En 2006, llegó la noticia de un segundo embarazo. Era una niña que nació en 2007. “Recuerdo que ese embarazo fue muy cansado para mí, por el trabajo, el cuidado de mi niño pequeño y las molestias propias de la gestación. De remate, me hicieron otra vez cesárea y me volvieron a perforar la vejiga ¡otra vez! Incluso tuve una parada respiratoria en quirófano y acabé en cuidados intensivos. ¡Casi me muero! Mi mamá vino a ayudarme, menos mal. No sé realmente qué hubiese sido de mí sin ella”.
Como su recuperación, esta vez, sería más larga y complicada, Sandra decidió viajar a El Salvador, para tener más apoyo en el cuidado de sus hijos. Se quedó dos meses junto a su familia, hasta estar mejor. Al regresar a Londres, estuvo un buen tiempo dedicada sólo a la crianza de sus hijos, mientras su esposo trabajaba en la universidad a tiempo completo.
Con un mayor dominio del idioma inglés, decidió estudiar una especialidad en “Social care”, mientras también trabajaba a tiempo parcial. “Mi hija ya tenía un año y medio, se quedaba con una “childminder” y mi hijo ya iba a ‘Nursery’, que es como el kínder aquí. Nuevamente, mi mamá fue mi gran apoyo en esa época, porque yo estaba agotadísima. Trabajaba media jornada, llevaba 6 materias en la universidad y hacía horas prácticas obligatorias todos los viernes”.
En 2010, la familia se mudó a Edenbrige, ubicada en el condado de Kent, en el sudeste de Inglaterra. Decidieron comprar una casa financiada por el banco. “Esa etapa la recuerdo especialmente, por todo el esfuerzo que hacía, en todos los sentidos. Por muchas horas que hacía, se me iba el dinero sólo en pagar a la ‘childminder’ de mi hija. Me sobraban 20 libras de mi sueldo. A pesar de lo duro que era, tenía claro que sólo perseverando en el trabajo y estudio iba a poder avanzar y mejorar, y así dar un mejor futuro a mis hijos”.
Paralelo a sus esfuerzos académicos y laborales, Sandra relata que estaba viviendo un ocaso en su relación de pareja. “Las cosas no iban bien. Teníamos muchas diferencias. Él estaba muy metido en sus cosas y yo era la encargada de todo lo referente a la casa y a mis hijos, aparte de mi trabajo y estudios. Era muy agotador, porque prácticamente estaba sola, salvo los momentos puntuales en que mi mamá me ayudó”.
Intentando salir a flote
Por su parte, su lucha por encontrar un mejor trabajo continuaba. “En ese momento, mi meta era entrar a trabajar en el Centro Nacional de Salud y, después de un tiempo de mucho esfuerzo, por fin lo conseguí. En 2013, entré como suplente, cubriendo vacaciones de otras empleadas. Mi ritmo era de locos: Era mamá, ama de casa, trabajadora en los horarios salteados que me demandaban. Yo pensaba que, aunque estaba como suplente, al menos estaba dentro de la institución y que empezarían a tomarme en cuenta para más cosas. Y así fue. Poco a poco, empecé a tomar turnos y me los pagaban muy bien. Entonces, comencé a trabajar mucho. Aparte de mis responsabilidades económicas en casa, yo quería ayudar financieramente a mis padres. Era lo menos que podía hacer, después de todo lo que han hecho por mí”.
Luego de un buen tiempo de trabajo en el Centro Nacional de Salud, y de demostrar su perfil de trabajadora responsable y fiable, Sandra recibió una oferta de una plaza, de parte de la directora del centro. Las prestaciones, el sueldo, los beneficios, todo era mucho mejor. Luego de superar las pruebas, la plaza fue aprobada a media jornada, para que ella pudiera conciliar su tiempo y pudiera hacerse cargo de sus hijos. “Recuerdo que sólo dormía 3 ó 4 horas diarias. Los horarios eran rotativos, de mañana, tarde o noche. Hacía dos noches completas al mes. Al llegar a casa, me dedicaba a atender a mis hijos y a hacer las cosas de casa. No me reponía nunca. Además, me diagnosticaron endometriosis. Tenía hemorragias tremendas y me salían coágulos bien grandes. La pérdida de tanta sangre me hizo desarrollar anemia. Todo ese nivel altísimo de estrés también aumentó mi enfermedad y me hizo aumentar de peso”.
Pese a haber realizado esfuerzos para integrarse, Sandra reconoce que, sobre todo al principio de su proceso migratorio, tuvo mucha dificultad para aceptar su nuevo entorno. Sentía una especie de bloqueo emocional que no le permitía adaptarse. “Recuerdo que, cuando mi hijo estaba pequeñito, yo le decía a cada rato ‘Nosotros somos de El Salvador, vamos a irnos de aquí…’. Le trasladaba siempre eso que sentía yo en mi mente y en mi corazón, de estar con un pie aquí y otro allá. En mi casa no quería poner ningún cuadro ni nada, era como si no quisiera echar raíces en esta sociedad. La consejera que tenía entonces me dijo: ‘si quiere irse, váyase ya. Su hijo tiene 4 años y se va a adaptar sin problemas en su país. Pero si se queda, ¡intégrese! Si no lo hace por usted, hágalo por su hijo. El niño es inglés, ha nacido aquí, va a la escuela inglesa, tiene amigos ingleses… ¿por qué no le está permitiendo que desarrolle la identidad que para él sí es natural’? Sus palabras fueron como un balde de agua fría para mí”.
En ese momento, Sandra comprendió que con el conflicto de su propio proceso estaba limitando y confundiendo también a su hijo y decidió, de manera absolutamente consciente y deliberada, abrirse por completo a la sociedad inglesa. Se involucró en las actividades de la escuela de su hijo, como una de las integrantes más activas dentro de la Junta Directiva. Comenzó a organizar actividades y a realizar labores de comunicación, para anunciar los eventos que hacían. Se congregó de lleno con la iglesia del pueblo. Las pupusas, la sopa de pollo y la limonada que hacía empezaron a ser conocidas por los hijos de sus amigas y se la pedían cuando llegaban a su casa. También les enseñó a bailar al ritmo de Shakira. “Decidí que mi casa sería mi hogar. La decoré a mi gusto. Abrí mi corazón a las que hoy son mis amigas inglesas. También a una chica colombiana, salíamos juntas, nuestros niños jugaban juntos. Además, me enfoqué muchísimo en perfeccionar mi inglés”.
Las mujeres como red de apoyo
Mientras, sus problemas de pareja se agudizaban. Fueron esos momentos difíciles los que, precisamente, la unieron a su nueva red de apoyo. “Esas mujeres me salvaron. Me ayudaban a cuidar a mis hijos, cuando no podía ir a recogerlos o cuando iba a tardar un poco más en llegar a casa. Yo, poco a poco, me fui abriendo con ellas. Soy la ‘spanish lady’ del pueblo, aunque me dicen que parezco polaca, por mis rasgos. Pero cuando abro la boca y bailo, ahí sí me creen que soy latina, jajaja! En mi pueblo la gran mayoría es blanca, no hay prácticamente inmigrantes, pero me he sentido siempre acogida y apoyada. La gratitud que siento hacia ellas es infinita”.
El intenso ritmo de trabajo, disminuyó un poco, en 2014, cuando Sandra consiguió una plaza en el “Day center” del instituto. Era una oportunidad que le permitía trabajar de 9 am a 3 pm y que se acoplaba mejor a sus horarios familiares, aunque ella siempre aprovechaba para trabajar los días domingos, durante 12 horas seguidas, pues eso equivalía a recibir el sueldo de 4 días de la semana.
Aunque su relación marital seguía mal, Sandra admite que pensaba que las cosas mejorarían. Sin embargo, un día, toda su ilusión se vino abajo: “Encontré un correo electrónico que él había dirigido a su familia. Y les decía que ya no tenía nada conmigo. Cuando lo leí, sentí un profundo dolor, una tristeza indescriptible, mucho miedo, me quedé muda. No fui capaz de explotar, me lo tragué todo. Estuve una semana buscando cómo abordar el tema. Cada vez que hablábamos sobre nuestras cosas, yo tenía que enviarle un mail, para explicarle cómo me sentía. Tampoco podía llamarlo por teléfono, porque él me decía que estaba trabajando”.
Esa crisis emocional hizo que Sandra replanteara muchos aspectos de su vida, incluso los cimientos de una conservadora educación que reconoce haber recibido. “Recibí una educación bien religiosa. Pero después de todo lo que estaba viviendo, algo se había transformado en mí. Pero tampoco sabía cómo salir de esa situación. Es realmente desesperante y doloroso. Ahora sé que, cuando te sientes mal en una relación, tienes que ponerle un alto de inmediato”.
Pese a lo surrealista e insostenible que pueda parecer la situación, Sandra cuenta que continuaron viviendo así, durante más de un año. “Sé que muchos leerán esto y les parecerá exagerado, pero fue tal y como pasó. No me avergüenza compartirlo, porque sé que hay muchas mujeres que hemos pasado por esta situación. Tiene que ver con nuestra autoestima. Yo recuerdo que me iba a la cama llorando y me decía ‘esta es sólo una pesadilla, mañana despertaré y todo va a estar mejor’. Pero en realidad nada cambió. Al año y medio de ese sinsentido, le devolví mis anillos de boda y compromiso y me los aceptó. Supe, entonces, que no había marcha atrás”.
Volver a empezar
Un día de febrero de 2016, la olla de presión en que se había convertido la vida de Sandra, estalló. Colapsó en su trabajo. Su resistencia física, mental y emocional llegó a su fin. Y comenzó a llorar sin control, hasta derrumbarse por completo. Sólo una compañera sabía lo que le pasaba. Cuando se enteraron de su situación en el trabajo, la directora la mandó a una oficina del Gobierno para que expusiera su caso. Ahí le explicaron cómo la podían ayudar. Le dijeron que no tuviera miedo, que no estaba sola. “Mi jefa me dijo que era admirable, que no sabía cómo había sido capaz, durante tanto tiempo, de disimular tan bien en mi trabajo, siempre puntual, siempre atenta, siempre con una sonrisa… Me dieron dos semanas de incapacidad por estrés. Me recomendó ir donde el psicólogo para tratarme. Me pagaron la mitad de mis consultas, para ayudarme. Recuerdo que las sesiones de mi terapia eran en un cuarto solo, con una mesita pequeña y una caja de Kleenex y agua. Lloraba. Lloraba mucho”.
Luego de la separación física, en septiembre de 2016, empezó para Sandra una nueva etapa de vida. Viajó a El Salvador, para celebrar sus 40 años, completamente renovada. “Nunca vi mi cumpleaños como algo especial. Pero ahora agradeceré cada año de mi vida, por todo lo que he superado. Estoy luchando sola, queriendo resurgir. Me toca pesado con el cuidado de mis hijos , pero tengo paz y tranquilidad mental. Mi trabajo me ayuda muchísimo. Mis colegas me ayudan muchísimo. He encontrado a grandes personas en mi camino. He creado un nuevo concepto de familia y he aprendido a ser feliz con eso. Si yo he podido, otras que están en esta situación también pueden. Por eso he decidido compartir mi historia. Porque nunca sabes cuándo tu proceso personal, aunque haya sido doloroso, puede ser una pequeña luz para los demás”, finaliza.
Un gran y fuerte abrazo, querida Sandra. Admiro su fortaleza y sacrificio. Siga adelante porque no está sola, saludos desde Zaragoza
Querida Sandra, usted es una verdadera guerrera. Su historia como muchas las aquí expuestas son admirables. Ha sido un gran ejemplo para sus hijos, ejemplo de valentía y lucha. Dios le bendiga siempre en su camino.
Esta es la historia que mi cunada cuenta. Me duele que no menciona ni una vez todo el apoyo que recibio de mi mama. Ella fue como una hija para mi mama y siempre estuvo ahi cuando la necesitaba, Lo que ella cuenta es su version, y por supuesto mi hermano tiene una version diferente. Mi hermano no es perfecto, tiene sus defectos, pero es un buen hombre. No puedo opinar sobre su relacion de pareja, pero si sobre su relacion de padre. Siempre ha estado pendiente de sus hijos y siempre ha estado involucrado en el cuido y atencion de ellos. Ojala que agun dia puedan escuchar la historia de el.
Estimada “mpzamorach”: Gracias por escribir. Como en toda historia personal y, sobre todo, si no ha terminado bien, hay versiones para ofrecer. Créame que Sandra durante la entrevista sí mencionó el rol tan positivo de su exsuegra en su vida. Y es justo decir que lo hizo con un profundo cariño y respeto. Fui yo la que decidió omitir muchísimos datos personales y familiares de esta historia porque, aunque agradezco la confianza que tuvo la protagonista al contármelos, NO CORRESPONDEN AL OBJETIVO FUNDAMENTAL DE ESTE BLOG, que es compartir las historias personales que conlleva un proceso migratorio. Decidí deliberadamente pasar de puntillas por esos aspectos que no aportaban nada a la esencia que me interesa transmitir desde “Diáspora azul”. Este no es un espacio para dilucidar problemas de pareja. Yo no soy quién para posicionarme con nadie que, en este caso, valga aclarar, no tengo el gusto de haber tratado a ningún miembro de la pareja, más allá de haber coincidido con los dos en los pasillos de la misma universidad, aunque jamás en un aula de clases. Algo que en un país minúsculo como El Salvador no es ningún hecho sorprendente. Comprendo su postura como hermana, pero mi papel llega hasta donde llega. Este es un blog para promover la interculturalidad, diversidad y tolerancia. Ni más, ni menos. Muchísimas gracias por tomarse el tiempo de escribir. Reciba un cordial saludo,
Me parece q su respuesta a mi comentario es irresponsable: si el objetivo del blog es la immigracion, deberia de haber quitado todo lo de pareja. Si incluyo lo de la mama de ella, debio incluir lo de mi mama. De esa manera estaria siendo objetiva y no amarillista como lo es, al solo mencionar el lado de ella y querer hacer pensar q ellos no tuvieron ningun apoyo de mis papas. Y es un chiste q ud hable de tolerancia…Ud ha manchado el honor de mi hermano, al solo publicar la version de ella. Lo q ud ha hecho es promover el abuso y la perversidad. Ellos tienen dos hijos, y ninguna de uds se puso a pensar en ellos. Muchas de las cosas q Sandra dice sobre el caracter como padre de mi hermano son mentiras. Y por eso es q estamos indignados como familia q SI los conocemos a los dos.
Yo sí he visto como funcionaba esa pareja, la vi a ella llegar de un trabajo de medio tiempo y recluirse en su habitación, mientras él, que paga la casa y la comida, cocinaba, planchaba y limpiaba. Lo que leo arriba es la visión enferma de una mujer enferma.
La abrazo fuerte, Sandrita. Y entiendo su proceso muy bien. Para mí emigrar, fue volver a nacer en muchos sentidos y perdonar y perdonarme. Creo que también conoce un poquito de mi historia. La admiro y la animo a seguir edificándose.
Es horrible que Sandra escriba asi y se muestre como una guerrera, cuando realmente ha sido una persona que destruye , El esposo de Sandra es un hombre ejemplar que se caso por amor, en cambio ella estaba enamorada de un militar, que no le iba a dar la residencia inglesa, no llevaban ni 1 mes de casados cuando le pidió a su esposo que se fueran a Inglaterra a vivir, porque ella tenia mas de 2 años de haber dejado la carrera porque dejo materias en tercera y la echaron de la universidad. El esposo ha escrito a la revista y quisiera que se lo publiquen ya que es un blog de opinión y se van a dar cuenta de la calidad de hombre, en ningún momento es grosero ni mentiroso como Sandra Patricia Lopez. Realmente esperaría que asumiera un papel mas digno de una mujer que se ha aprovechado de una familia buena, para poder obtener sus caprichos.
Wao fortaleza y perseverancia, saludos
Me tomaré la confianza de opinar sobre este asunto porque la narración publicada como una experiencia de una migrante se ve sesgada con la experiencia de un conflicto de pareja, donde la otra versión falta. Tanto Sandra como su esposo vivieron la misma o parecida situación dura que viven la mayoría de las personas que emigran a otro país, entre ello la baja de status en relación al trabajo que se obtiene y por ende la calidad de vida que se lleva, que obviamente afecta también en los aspectos personales. Pero eso todo mundo lo sabe y me parece inmaduro que a los 24 años lamentemos haberlo decidido. Yo admiro la lucha y superación de ambos pues no se dieron por vencidos y lograron lo que se habían propuesto cuando decidieron irse al extranjero. Tienen dos lindos hijos fruto de su unión, sacrificio y coraje. Si la relación no funcionó pues sigan adelante que igual pudo haberse dado en su país de origen como en el extranjero. Que Dios los bendiga.
Increíble los comentarios hacia la protagonista de la historia… Con razón que le daba depresión. Nada que ver con el tema: Migración. Los problemas de pareja que los resuelva él y ella. A los demás no nos importa.
Sí, señora. Precisamente lo que manifestas es cierto. El tema es Migración, pero la persona que transcribió la versión de la “heroína” en cuestión, transcribió problemas de pareja demasiados íntimos y profundos, que nada tienen que ver con la migración en sí. Lastimosamente hoy en día cualquiera puede venir, grabar una conversación y transcribirla, como hizo la transcriptora en cuestión y dársela de bloguera, redactora o periodista, provocando esta verborrea de sentimientos totalmente sesgados por una mujer molesta con la vida.
Estimada Claudia me parece tan poco humano esta entrevista, sobre todo porque no corroboras la información, de hecho se podría hacer una denuncia con todo este texto por difamar el nombre de otra persona. Yo soy hermana de Camilo y he visto y presenciado como mi hermano es parte fundamental de la crianza de sus hijos, y como NUNCA maltrato a Sandra, es muy duro como ella difama no solo el nombre de Camilo sino el de mi familia también. Nosotros acogimos a Sandra con cariño en nuestro hogar, de hecho fuimos muy buenas amigas, y de la noche a la mañana me dejó de hablar y me borro de sus redes sociales. Yo trabajo con mujer maltratadas, de hecho, tengo una laaaarga trayectoria como documentalista en ese tema y créame que se diferenciar un maltrato a una mala relación, de hecho yo me acabo de separar hace un par de meses de mi pareja, con la que tengo una hija, pues nuestra relación era muy mala, no nos entendíamos, pero eso es muy diferente a lo que es él como padre y es UN GRAN PADRE y también un gran ser humano, solo que mi ex pareja no era la persona indicada para mi y era una de la apersonas que me sacaban lo peor de mi, eso pasa en la vida y depende de nosotras dejar a esa pareja o seguir en esa relación tóxica. En mi vida podría confundir mi mala relación con mi ex pareja con su relación con mi hija que es EXCELENTE, y sabes por qué, porque si confundo las cosas la persona más dañada es mi hija, no soy yo. Y es el mismo caso de Camilo y Sandra, ellos no lograron tener una buena relación por X o Y circunstancia, no se entendían y por eso Camilo se FUE de la casa, para lograr un poco de paz para los DOS!!! Es EXTREMADAMENTE inhumano confundir esas dos relaciones y Sandra esta desprestigiando y dañando a sus hijos y al padre de sus hijos. Hace poco estuvimos una semana en New York ayudando a mi padre a mudarse de regreso a San Salvador (esta muy enfermo) y fuimos tres de sus hijos ayudarle, una tarde en New York una de las mejores amigas de Camilo, la cual tiene una pareja estable de muchos años con el cual VIVE, lo contactó para ir a comer y platicar, tenían muchos años de no verse y Camilo salió a comer con su amiga, en la cena les tomaron una fotos (creo que fue el mismo novio) y luego ella las subió al Facebook con un texto muy hermoso agradeciendo a mi hermano el encuentro. Pues al día siguiente mi hermano llega y me enseña con una cara de vergüenza un texto que me dejó con la boca abierta, Sandra había buscado a la amiga de Camilo en el Facebook (no son amigas) y le había escrito un texto diciendo que Camilo era un padre irresponsable que se había ido a New York abandonando a sus hijos sin comida y que no hablaba con ellos (mi hermano hablo TODOS los días con sus hijos, enfrente de nosotras, sus hermanas) entre otras PATANADAS le dijo que la familia de Camilo apoyaba todas las cosas malas que Camilo hacia con sus hijos y ella (tengo un screen shot de ese mensaje puedo enviarlo por mensaje privado) La muchacha amiga de Camilo estaba IMPACTADA pero mi hermano después de pedirle mil disculpas a ella y al novio de su amiga les pidió que no respondieran el mensaje, que no se involucraran en sus problemas!! Vos crees que una personas cuerda y en sus cabales hace algo tan loco como eso??? estoy a punto de publicar ese mensaje que le envió Sandra a la amiga de mi hermano, pero por respeto a mi hermano no lo voy hacer, pero creo que YA BASTA. Has contado solo una parte de la historia y lo mas triste es que estas desprestigiando a un buen Ser Humano y a un GRAN padre, ojalá hubiera más padres como CAMILO en el mundo!!!
Señora Marcela Zamora: Como ve, su comentario ha sido publicado en mi blog, como todos los comentarios que se emiten desde el respeto y la educación. Dejo claro también en este espacio lo que le he comentado ya a una de sus hermanas, desde el blog, y a su propio hermano, que ha tenido la gentileza de escribirme vía inbox. A él lo he invitado a que se pronuncie públicamente, si así lo considera necesario. Les repito lo siguiente:
“Diáspora azul” es un espacio que nace con la vocación de construir una comunidad de mujeres que viven su proceso migratorio, con sus luces y sus sombras, como suele suceder. Yo misma lo he experimentado, durante los 12 años que llevo viviendo fuera de mi país y sé lo que implica ese cambio de vida, en todos los sentidos. Por eso decidí escribir este blog personal. Desde ese contexto, mi intención al escribir estas historias es trasladar esas vivencias personales y, a la vez, promover la interculturalidad, diversidad y tolerancia, pues son los valores y mecanismos que, al menos a mí, me han ayudado en el proceso de integración tan buscado.
Cuando alguien me comparte su historia, tengo siempre el cuidado de intentar centrarme estrictamente en esos puntos específicos de su relato, para no perder de vista LOS OBJETIVOS ESENCIALES DE ESTE BLOG.
Dicho esto, dentro de la historia a la que usted se refiere lo que debe quedar claro y, cualquiera que lea el post podrá evidenciarlo, es lo siguiente:
1) En ningún momento se mencionan nombres ni apellidos de las personas relacionadas con la historia. EN NINGÚN MOMENTO (si esto llega a trascender un poco más allá de los lectores de “Diáspora azul” es, precisamente, porque otras personas ajenas a este blog lo han querido así)
2) Durante la redacción del post, decidí, DELIBERADAMENTE, pasar de puntillas por el conflicto de pareja de la protagonista y omitir muchísimos (muchísimos, créame, muchísimos, de verdad) detalles personales y familiares que me fueron confiados porque, como le repito, ESOS NO SON LOS OBJETIVOS DEL BLOG.
3) En la historia se plantean hechos que la protagonista comparte, alrededor de su proceso migratorio, tales como:
– El momento de su llegada a Reino Unido y cómo le impactó emocionalmente
– Su adaptación laboral y social, sin tener conocimientos iniciales del idioma inglés
– Su dificultad para adaptarse al frío y a la oscuridad de Londres
– Su experiencia complicada con dos partos con cesárea, en los que les fue perforada la vejiga
– Su diagnóstico de endometriosis, lo cual le generó una anemia
– Su dificultad para conciliar entre sus horarios laborales y familiares, por su ritmo de trabajo y el alto costo de las niñeras en Londres
– Su experiencia universitaria formándose en el área de “Social care”, en Londres
– Su logro al conseguir una plaza en el Centro Nacional de Salud de Londres
– Su dificultad para adaptarse personalmente en su entorno y cómo esto estaba afectando también a su hijo
– Sus esfuerzos por integrarse, a partir de los consejos recibidos por la consejera familiar que la atendió
– Su trabajo de inserción social desde la Junta Directiva del colegio de su hijo y la iglesia del pueblo donde vive
– La construcción de su nueva red de apoyo con mujeres inglesas, con quienes se siente especialmente agradecida, por el apoyo que le brindaron en momentos difíciles
– Su gratitud hacia sus padres, por la ayuda que le dieron, sobre todo en los postpartos tan complicados que tuvo
– Su proceso personal al tener una relación de pareja que terminó en separación
– Su replanteamiento ante un modelo familiar tradicional que se correspondía a la educación que ella admite haber recibido en su hogar
– Su intención de empezar una nueva etapa de vida, junto a sus hijos
– Su intención de que su historia pueda “ayudar” a otras mujeres que puedan estar pasando por una situación similar a la suya, migratoria y personalmente hablando
4) Esta es la estructura que se ha mantenido desde el inicio de las publicaciones en este espacio, le repito, RESPONDIENDO A LOS OBJETIVOS DEL BLOG. Si tiene el tiempo y el interés, puede leer las otras historias (alrededor de unas 15) publicadas en “Diáspora azul”, que responden a esa misma perspectiva.
5) Este no es un espacio para dilucidar diferencias de pareja, ni conflictos familiares. Ni yo soy quién para posicionarme con nadie, pues entiendo que en toda historia hay variedad de versiones y es absurdo hablar de una sola “verdad”. Incluso, al referirme a la relación de pareja, en la redacción del post preferí caer en eufemismos un poco “antiguos y trillados”, con tal de no dar pie a frases hirientes e incómodas para quien no estaba dando su versión en la historia. Léase: “Sandra relata que estaba viviendo un ocaso en su relación de pareja”. “Mientras, sus problemas de pareja se agudizaban”. “Aunque su relación marital seguía mal, Sandra admite que pensaba que las cosas mejorarían”
6) No tengo el gusto de haber tratado a ningún miembro de la pareja, previamente, más allá de haber coincidido con los dos en los pasillos de la misma universidad, aunque jamás en un aula de clases. Algo que en un país tan pequeño como El Salvador no es ningún hecho sorprendente. Reitero, no los conozco, y no me interesa entrar en valoraciones personales de nadie. Ese nunca ha sido mi estilo.
7) Comprendo su postura como hermana, pero mi papel llega hasta donde llega. Le repito, este es un blog para promover la interculturalidad, diversidad y tolerancia. NI MÁS, NI MENOS, pues esos son los objetivos de este espacio. Nadie ha tachado aqui a su hermano de mala persona. Nadie lo ha tachado aqui de mal padre. Es que ni siquiera se menciona su nombre. Simplemente, él no es el protagonista de la historia.
8) Siento lo que le ha pasado a usted con su expareja. Pero, como comprenderá, ni a mí ni a los lectores de este blog nos incumbe su vida personal.
9) Todos los comentarios que se emitan en el blog o desde la página de Facebook serán publicados, siempre y cuando sean redactados desde el respeto y la educación. De lo contrario, estoy en mi derecho de moderarlos, como cualquier autor de su espacio personal lo está. Este no es un periódico. Es un blog personal. Y creo que a usted no tengo que explicarle la diferencia.
Muchísimas gracias por tomarse el tiempo de escribir. Reciba un cordial saludo,
Señora Claudia. Todas sus explicaciones son de mas para justificar su blog sobre el tema de migrantes. Soy tia de Camilo y he acogido a Sandra como otra hija en mi casa y tengo autoridad para decirle que su relato es sezgado.
Ella habla como migrante pero resalta los problemas de pareja haciendose victima y no asumiendo la responsabilidad que ella tuvo para que su familia no siguiera unida. Ella resalta la imagen de su esposo Camilo como el causante de sus penas o problemas conyugale y como irresponsable paterno. Por eso son estas explicaciones o aclaraciones que ha recibido de parte de nuestra familia para que su blog no sirva para desprestigiar a Camilo (a costa del su supuesto exito publicitario sobre la vida de migrantes). Tambien tenga cuidado con el sufrimiento que puede causarle a los dos hijos (casi adolecentes) de Sandra y Camilo. Ellos pueden salir dañados de los relatos publicos (piense en tema bulling en colegios) donde publicamente se deningra la imagen de su padre. Mi solidaridad con Sandra pero que su sanacion no sea a costa de hundir a mi noble sobrino o lo que es peor, al padre de sus hijos.
Claudia le he dejado un comentario y me pregunto porque no lo publica. Me da una explicacion?
Quienes hemos emigrado de nuestra tierra en busca de nuevas oportunidades, nos encontramos con situaciones difíciles que tenemos que afrontar, viendo a la vida directamente a los ojos. Está clarísimo que este espacio es para describir historias de mujeres inmigrantes que han tenido una serie de retos en cada área de sus vidas y una de las áreas más importantes es sin duda las relaciones personales, con quien sea, familia, amigos, pareja, etc. Es difícil omitirlas. Lo que sucede tras bambalinas no es asunto de quienes leemos y nos identificamos con este espacio, quienes además lo respetamos y solicitamos se respete.
Agradezco el esfuerzo que Claudia nos regala a través de este Blog que abre una ventana para que mujeres nos veamos reflejadas en las historias de otras en similares circunstancias y con similares experiencias. Respeto además el profesionalismo con el que siempre han caracterizado el trabajo de Claudia quien además es uno de los seres más honestos y transparentes que he conocido tanto en lo personal como en lo profesional. Adelante Claudia! Y nuevamente gracias.
Me he enterado de más datos periféricos en los comentarios que en la publicación original ?
Pienso exactamente como Blanca, la publicación original no está desacreditando a nadie, está claro que es el testimonio de Sandra López, tal y como ella siente que lo ha vivido. Claudia ha explicado con claridad los objetivos de este blog. Creo que en algunas personas ha habido una reacción desmesurada, y que si alguien se siente ofendido con esto, tendría que publicar algo desde su perspectiva.
Es natural que los familiares de el se sientan mal y ofendidos por el amor que le tienen a su hermano…pero viendolo sin sentimientos y apegos la chica solo cuenta su historia y como ella lo padecio.. Muchas mujeres pasamos por esas etapas hasta estando dentro de tu propio pais ya no se diga fuera.
Claudia tu trabajo es muy etico y Professional, no lo vean como un ataque, mas bien ayuda a personas y abren la mente de personas que estan pasando o estan por por pasar situaciones similares un proceso de cambio de vida siempre afecta y deja huellas.
Muy objetivo comentario,sin ninguna pasión.
¿Dónde se explica el supuesto nuevo concepto de familia, creado en el extranjero? La entrevistada se echa demasiadas flores como una mujer que “sola” está sacando adelante a sus hijos, pero por los comentarios vertidos en este blog, se nota que no es así.
Me gustaría leer ese “nuevo concepto de familia”, porque al final de cuentas ella se separó y le toca cuidar a sus hijos en otro país y hacer lo que miles de mujeres hacen. Esto no es nada nuevo, de hecho, es su deber y responsabilidad. Difícil, complicado, angustiante, sí, pero es el precio que se paga por no estar en el país de origen. Por lo que leo a ella le fue muy bien, estudió, escaló a mejores trabajos. Miles de compatriotas no tienen ni por cerca esta posibilidad, pasan años y años en los mismos trabajos casi que esclavizados.
Con respecto a los comentarios vertidos por los familiares, ¿quiénes de las que han escrito aquí criticando esta acción, no saldrían en defensa de los suyos si conocieran al ex y supieran que se están levantando falsos en contra de él o ella?
Tratemos de no hablar con los hígados o porque somos mujeres apoyarnos solo porque sí, leamos los hechos, analicemos.
No quería dar mi comentario, porque no me parece correcto y oportuno. Gracias por sus profundos comentarios, los tomo en cuenta. Como mi hijo les dijo:” you have never ever been here” . Les agradecería, familia Zamora paren de escribir aquí a Claudia y me manden sus comentarios directamente a mi. Están discutiendo algo muy delicado en público que a nadie más le incumbe. Mis hijos, familia y yo les agradeceriamos más respeto .POR FAVOR
Mis correos Sandra.zamora@Kentcht.nhs.uk
Edenbridge10@Gmail.com
Señora López. Hay que hacerle frente a las situaciones que se comienzan. Como usted lo dice “a nadie más le incumbe” y tiene total razón. Lastimosamente, desde el momento que dio la entrevista, usted sabía que esto iba a llegar más allá de la intimidad de su círculo familiar o de amistades.
Me llama la atención y se lo digo sin ánimos de ofender, ni de que me responda, que incluyó una frase de su hijo, ¿no le parece que esto es totalmente inaceptable? A los hijos NO se les debe de incluir en los pleitos de los padres, porque sea como sea, tenga o no tenga usted razón, usted sigue siendo su madre y él sigue siendo el padre; sus hijos siguen teniendo familia de su lado y de la de él.
Evite más confrontaciones, no solicite en público algo que debería solicitarlo en privado. Creo que como usted lo pone: no es correcto ni oportuno.
Gracias
Wow, me ha parecido de extremo mal gusto despotricar contra alguien así y bajo la bandera de ser mujeres que apoyan a mujeres. En ningún momento me he formado una mala imagen del exesposo de la protagonista de la historia basándome en lo que he leído. Migrar es muy difícil, llevo seis meses en esto, y evidentemente todo los problemas que te afectan personalmente impactan en tu relación. No veo como este espacio que era para conocer la historia de Sandra, debía haberse llenado de alagos para la familia de su ex. Ahora si, yo que no tenia ni la mas mínima idea de quien era el exesposo, ahora ya le pude poner nombre. Creo que no fue la mejor estrategia de defensa.
Coincido totalmente contigo
Exacto! La autora del blog nada que ver. Estimada protagonista, no tampoco usted se sienta que debe defenderse de alguien más, por sus hijos no juegue a ese disparate … Sus problemas de pareja son suyos y de su ex…Todas las demás opiniones sobran. Cada quien que se ocupe de sus colchas.
Yo tomo muchas cosas positivas de la experiencia de Sandra L, una mujer que como muchas, va superando sus obstáculos con amor, un compromiso de seguir creciendo y construyendo un futuro para si misma y sus hijos, en un país y circunstancias nada fáciles. He leído varios relatos de mujeres en Diaspora Azul, y todos me inspiran. Tengo mucha admiración por el profesionalismo y la sensibilidad de Claudia para ilustrar estas vivencias; una especial conexión con las mujeres que las escriben – y con muchas de las que comentan aquí y en el blog. Sigamos delante, mujeres migrantes. Un abrazo solidario
Muchas gracias por leernos y tomarse el tiempo de comentar, estimada Rina 🙂 Me alegra mucho el aporte que pueda generarle las historias. Un abrazo!!