“Mi hija me ha quitado muchos límites mentales”

Esta historia no tiene príncipe azul. Tampoco relata la vida de una mujer tradicional y apegada a las costumbres de su cultura. Todo lo contrario. Delia Jovel ha desarrollado sus experiencias vitales, construyendo su modelo personal. Rompiendo todos los esquemas que su educación le trazó. Remendando su biografía y partiendo de cero. Con todas las contradicciones de quien se sabe llena de miedos, pero aspira a transformarlos.

“Siempre tuve inquietudes de conocer el mundo, descubrir gente, mentalidades distintas. Me gusta imponerme el reto de empezar algo, la posibilidad de enfrentarme a lo nuevo, aunque muchas veces eso ha implicado darme contra la pared y enfrentar muchas dificultades”, dice.

Ese espíritu de búsqueda constante llevó a Delia a emigrar en el año 2000 de su país, El Salvador. “Me fui de ‘Au pair’ a Francia. Tenía 24 años. Hice números de cuánto podía costarme el viaje y vendí todo lo que pude. Cuando llegué, no sabía nada de francés. Me bajé del tren con un papelito que decía ‘Je suis Delia’, para contactar a la familia con la que iba a trabajar. Eran muy interesantes, jóvenes, de unos 35 años. Él era investigador en temas de genética y especialista en enfermedades tropicales y ella era una emprendedora que se desarrollaba en el área comercial. Tenían una niña de dos añitos que yo cuidé. Eran dos personas de origen humilde que habían conseguido un ascenso social y económico importante en una sociedad como la francesa. Fue interesante tener ese modelo de vida para mí. Pensé que los cambios eran posibles”, relata.

Luego de un año y medio con la familia y decidida a transformar su situación laboral, trabajó como asistente de clases de español en un liceo de su localidad. Decidió mudarse a Grenoble, para enfocarse en sus estudios universitarios. Se instaló en la vivienda de dos ancianos. “Yo asocio los lugares donde he vivido con personas que se han convertido en mi apoyo fuerte en esos momentos de cambio y lucha. Mi mundo ha funcionado a partir de esos encuentros especiales que me han sustentado y luego guiado hacia dónde ir”.

Ciencias Políticas y cambios

Su salto a la universidad significó un antes y un después en su inmersión en la cultura francesa. “Yo no sirvo para estudiar idiomas de manera académica. A mí la práctica directa es la que me hace aprender. La universidad me abrió todo un mundo, porque compartí con gente de muchos países, no sólo de Francia. Sentí que había mucha simpatía e interés por América Latina. Les gustaba mi idioma y querían escucharme. Eso facilitó mi inserción y mi aprendizaje del francés”.

La posibilidad de estudiar a un bajo costo económico fue uno de los elementos que le sorprendió del sistema educativo francés. “Eso fue determinante para que pudiera ingresar y permanecer en la universidad. Mis gastos de estudios no pasaban de mil euros al año. Aproveché todo lo que pude, porque en mi país estudiar es un verdadero privilegio. El lado negativo de estos procesos es lo superficial que pueden ser las relaciones entre las personas. Pero eso creo que le pasa a cualquier extranjero, en cualquier lugar. Los lazos están asociados a otras cosas, a tu situación laboral, por ejemplo. Es difícil profundizar o que te lleguen a conocer plenamente. Debo reconocer que, en parte, sí es real esa imagen prejuiciosa generalizada que existe hacia los franceses, sobre si son snobs, creídos, petulantes y demasiado orgullosos de lo suyo”, admite.

Pese a que ella estudiaba Ciencias Políticas, su necesidad de tener vivienda la llevó a conectar con un grupo de estudiantes de la Facultad de Ingeniería. Tres franceses, uno de ellos de origen japonés, rentaban una habitación. “Me mudé con ellos y nos llevamos especialmente bien con uno de ellos. Él tenía 21 años y yo 28, pero la conexión fue buena. Desarrollamos una buena amistad, que derivó en una relación de pareja. Nos casamos a los tres años de estar juntos”.

En 2008, impulsada por la expectativa de un cambio político en su país, Delia y su marido aterrizaron en El Salvador. “Quería ser parte de ese sueño de una transformación social real en mi tierra. Ahora sé que fue una mala decisión volver, por lo que se ha visto que ha sido todo. Y, aunque a mi esposo le encantaba el país, emigrar afectó profundamente nuestro matrimonio. En una relación no se puede someter a la pareja a ese doble reto: que se inserte en la nueva sociedad y que, además, se reajuste a tu propio cambio. Creo que no fui comprensiva en su proceso. Yo pensaba que él podía salir adelante solo, así como yo salí adelante en Francia. Nos separamos, a finales de 2009. Lo intentamos, nuevamente, en 2010, pero nos terminamos divorciando, en 2012. No pudimos ayudarnos mutuamente”.

Luego del golpe del divorcio y de asumir errores cometidos, en 2012, Delia decidió cerrar otro ciclo: “Puse mi renuncia en la institución en la que trabajaba. Veía muchas contradicciones institucionales y políticas.  Eso afectó mi conciencia y sabía que, si seguía así, no estaba siendo coherente conmigo misma. Soy así de radical. Puse la renuncia y me fui a Cuba, para replantear mi vida. Luego, tomé cuatro meses sabáticos, para decidir qué haría. Aunque tenía una crisis personal muy grande, también me sentí más libre que nunca”.

Empezar de nuevo

Al volver de ese tiempo de reflexión, inició un trabajo en las áreas de desarrollo comunitario, liderazgo y cultura, en una alcaldía de su país. “Ese lugar fue determinante, no sólo porque me encantaba lo que hacía, sino también porque ahí conocí a quien sería mi nueva pareja. Al tiempo de estar juntos, afloraron las diferencias. Lastimosamente, la relación no fue bien y, justo antes de emprender un nuevo viaje para plantearme qué decisión quería tomar, descubrí que estaba embarazada”, recuerda.

La noticia de que sería madre transformó por completo su hoja de ruta. Viajó a Estados Unidos a visitar a su familia, pensando que el tiempo y la distancia ayudarían a mejorar las cosas. “Cuando volví, un mes después, él me sentó y me dijo: ‘Ya tengo dos hijas. No estoy listo para otra relación. Ustedes no están en mis planes’. Fue el impacto más grande que he podido sentir en mi corazón. Me sentí profundamente triste y a la vez enojada, no paraba de llorar”.

Ante esa situación, su familia en Estados Unidos le propuso la posibilidad de que viajara, nuevamente, para pasar sus últimos meses de embarazo ahí y que su bebé naciera en otro entorno. “Volé a Carolina del Norte, en noviembre de 2014, tenía 5 meses de embarazo. Fue duro tomar esa decisión. Todo lo hice pensando en  el bienestar y el futuro de mi bebé”.

Pese a la revolución hormonal y emocional que estaba viviendo, nada se comparaba al terrible impacto que Delia estaba a punto de recibir en su vida: “¿Sabe que su bebé tiene un fluido en el cerebro, ¿verdad?”, le dijeron en el hospital estadounidense, mientras le hacían una ultrasonografía de control a su llegada. En El Salvador, ella había hecho su seguimiento médico correspondiente y le habían dicho que todo estaba bien, pese al estrés emocional que había vivido, desde el inicio de su gestación.

El hospital ordenó pruebas especializadas, para conocer con exactitud lo que pasaba. El diagnóstico fue doloroso: “Tu hija tiene líquido en el cerebro porque tiene espina bífida. Es una condición congénita. El tubo neural no se cierra y eso hace exponer los nervios de la espina dorsal. Como no lo tiene cerrado, los fluidos van directamente a la cabeza. Los riesgos a los que se enfrentan son muchos, desde hidrocefalia, problemas de movilidad –tal vez nunca pueda caminar-, problemas cerebrales y de aprendizaje… el daño verdadero se sabrá hasta que nazca”, le advirtieron.

La explicación médica fue un inesperado balde de agua fría. El miedo, la incertidumbre, los sentimientos encontrados. Todo de golpe y sin tregua. “Haremos una operación inmediata al nacer. Vamos a hacer todo lo posible para que salga bien”, le aseguraron.

Las lecciones de Valentina

Debido al cuadro médico, programaron una cesárea. El 11 de febrero de 2015, nació Valentina. El mayor motivo de lucha y transformación en la vida de Delia. La niña estuvo unos pocos minutos en su pecho y, de inmediato, inició un periplo de intervenciones inimaginable para una bebé recién nacida: Una operación para tratar la hidrocefalia y colocar una válvula en el cerebro. Otra, para drenar el saquito de líquido que tenía en la espalda. Cuidados intensivos, durante tres semanas. Al mes, una nueva intervención para cambiar la válvula que se le había obstruido y le generaba una presión en el cerebro. Al siguiente mes, tratamiento para una fuerte infección en las vías urinarias, algo que se volvería constante, por los restos de orina que no lograba expulsar. Fiebres de 103 grados que requerían antibióticos intravenosos. Una tercera intervención de la válvula del cerebro. Una vesicostomía, para abrir un orificio a nivel de la vejiga y lograr que evacue el 100 por ciento de la orina… En resumen: un primer año de lucha de una pequeña guerrera, sostenida en los brazos de una madre sola, pero determinada a salir adelante. Pese a todo.

El amor, la dedicación plena y la fe en su hija han rendido frutos, después de casi dos años y medio: “Valentina camina y ¡corre! Es una niña muy despierta, alegre, inteligente, ¡habla hasta por los codos! En inglés y en español. No lo digo yo, me lo dicen sus profesoras de la guardería. Es muy líder y organiza a todos su compañeritos en clase. Nada que ver con el pronóstico que me dieron inicialmente. Desde el día en que salimos del hospital, decidí no victimizar a mi hija, confiar en su desarrollo. Soy muy afortunada por haber podido acceder a un sistema médico que me dio los mejores tratamientos para ella. Si no hubiera tomado la decisión de viajar, lastimosamente, en mi país la historia hubiese sido diferente, no sólo desde el punto de vista clínico, sino cultural y educativo. En mi tierra hace falta sensibilizar alrededor del tema de discapacidades. Aquí, pese a las múltiples limitantes que hay, en todo sentido, hablar de capacidades especiales ya no es tabú, no es un problema. Se promueve la autonomía, no la dependencia, desde que son niños. Somos privilegiadas. Para mí es una gran tranquilidad pensar que su situación física no la limitará en ningún sentido. Cada caso de espina bífida es distinto; entre ese montón, mi hija es una verdadera excepción, porque tiene un desarrollo extraordinario”.

Por su formación profesional y su propia situación de vida, Delia ha desarrollado un interés especial alrededor del tema migratorio y trabaja en un Centro Comunitario, en Hendersonville. “Nuestros migrantes son gente muy vulnerable, con niveles académicos bajos. La pobreza escondida en el primer mundo es más mental y emocional. Algunos no pueden leer y medio escriben, pero sacrifican su vida trabajando para pagar un carro de lujo. Muchos creen que ese es el sueño americano. Mis ideas son distintas. Soy instructora para la gente que quiere sacar su bachillerato. Enfoco mis clases como una oportunidad para que la gente se aprecie, se quiera, se sienta capaz. Disfruto mucho enseñar, no para que memoricen, sino para que se valoren como personas y se desarrollen plenamente, más allá de lo que les diga una sociedad”.

El racismo y la xenofobia creciente en Estados Unidos es algo que le preocupa. “Aunque eso es bastante grave, pienso que lo más tremendo son las limitantes que uno mismo se pone al llegar a este país. Hace años, mis limitaciones eran no hablar un idioma; luego, no sentirme querida en el ámbito familiar; luego, haber fracasado en dos relaciones de pareja… siempre hay algo con lo que nos estamos castigando. Además, tenía muchas ‘discapacidades’ añadidas: ser mujer, madre soltera, inmigrante, salvadoreña, cuarentona, etc. He aprendido a quitarme todas esas capas de auto sabotaje de encima y a intentar salir adelante, tal y como soy. Valentina me ha dado la posibilidad de reconocer mis verdaderos privilegios como mujer, como ser humano ¿Cómo, si no, hubiéramos llegado a superar tanto? No me jacto de mis habilidades como madre, pero hay cosas que he ido construyendo con ganas e intuición en este proceso. Ese ha sido mi principal viaje en la vida: el que he hecho hacia mi interior, para reinventarme como mujer y como madre y construir un buen proyecto de vida, junto a mi hija”, finaliza.

 

 

35 comentarios en ““Mi hija me ha quitado muchos límites mentales”

  1. Mis respetos hacia a usted todo lo que ha vivido y los retos que ha superado la engrandece como mujer luchadora y lo que ha vivido con su bebe esta preciosa y sabe Diosito tenia un proposito para usted y para el nada es imposible y con su amor logro superar todo limite.

    1. Mi querida Lucia, vos mejor que yo sabemos que por amor sacamos fuerza de donde sea. He tenido el enorme privilegio de estar rodeada de mujeres increíbles. Aunque no lo creas vos sos una de esas dentro de mi vida. Siempre te admire mucho. Besitos y mis recuerdos de siempre. No olvido aquellas estudiadas de linguistica en la que me ayudabas tanto.

    1. Gracias Maria Teresa. Si, la fuerza me acompaña y viene de muchas partes y principalmente de Valentina. Saludos y mis mejores deseos para ti también.

    1. Hola….muchas gracias, Sos Yaneth de Santa Tecla? jajajajaja,
      Solo veo tu nombre…gracias por tus bendiciones, saludos.

  2. Felicidades eres mujer muy maravillosa y muy bendecida, a pesar de los retos y dificultades has logrado salir y sobresalir en todo, te admiro mucho y sigue adelante con la misericordia y bendición De Dios, para ti y Valentina ?❤️

  3. Yo tuve el gusto de conocerla en el IUDOP para el observatorio electoral. Fue genial su nivel de liderazgo y organización. Ella es una de las mujeres que me inspiró en mi carrera. Qué alegre que Dios la bendice y goza de una linda niña y labor profesional. Saludos desde ESA. Marcela Montalvo.

    1. Marcelita…estoy sorprendida de leerte, no te imaginas como me emocionan tus palabras. Ese proyecto para mi fue de las cosas más geniales vividas. La educación ciudadana, los estudiantes, la gente en las comunidades, etc. Gracias por haber sido parte de eso. Te recuerdo muy bien y con mucho cariño. Te deseo lo mejor en tu vida. Este es mi correo electronico, me encantaría seguir en contacto contigo. delia.jovel@gmail.com

  4. En todo lo que sucede Dios tiene un propósito de vida. Sin duda una gran mujer, una gran persona. Abrazos. Bendiciones.

    1. Hola, de eso no hay duda. Una no entiende fácilmente esas situaciones inesperadas, te decís que no es justo, pero con el tiempo Dios y la vida te van mostrando que solo eran el recorrido en un puente flojo que te llevaba hacia un lado maravilloso. Saludos

  5. Sin duda una lucha constante ante las adversidades de la vida… a seguir luchando por uno misma y por ese rayon de sol que tienes por compañía… Bravo mujeres valientes!!!!

    1. Gracias Ingrid. Nuestros hijos, familia o el mismo amor propio es capaz de hacernos volar. Abrazos para ti y bendiciones en tu vida.

  6. Gracias Delia por compartir tu historia, un ejemplo de lucha y valentía. Cada uno de los momentos vividos nos hacen más fuertes. En una escuela de padres nos preguntaron ¿verdad que la vida es fácil?, a lo que todos respondimos un rotundo no, luego de un momento de silencio, nos dijeron una frase que quedó dando vueltas en mi mente: “no le evite los golpes a su hijo, enséñele a levantarse”. Espero que tu hija aprenda de ti cómo levantarse en cada momento de su vida, vea en cada crisis una oportunidad para crecer y aprenda a disfrutar cada momento de felicidad que la vida nos da. Un abrazo fraterno.

  7. Querida Delia, que bueno contar con una historia como la suya pero antes de poder compartirla con otros me di cuenta que usted responde a cada uno de los comentarios aqui escritos por lo que me he atrevido con mucho respeto y expectativa a escribirle a fin de brindar a otros una esperanza y creame que quiero hacerlo pero antes de eso quiero saber que papel desarrollo Dios en toda su historia y la de su hija ya que tristemente en ningun lugar encontre eso. Muchas gracias por su respuesta y muchas bendiciones para ustedes.

    1. Hola David, mucho gusto. Gracias por su comentario y pregunta. Dios está en todas partes de la historia, incluso en la no contada. En mi opinión, A Dios lo encontramos siempre que queramos verlo, y no todos lo vemos o lo encontramos de la misma forma o en el mismo momento.

      Esta historia fue hecha como un relato de vida y no como un testimonio cristiano o religioso (que además son dos cosas bien distintas). Eso no significa que no tenga un componente grande de fe o que en mi vida no haya una influencia cristiana. Yo coincidí y avale con Claudia Zavala, la persona que lo escribió, que fuera así.

      Por otra parte, siempre he creído que Dios más que en mis palabras debe estar presente en mi testimonio y en relación con los demás. Nunca me ha gustado llenarme la boca de un testimonio verbal que no se hace vida. Siempre he pensado que eso convence y transforma más que las palabras. Yo creo en Dios y creo en el impacto que tiene estar en comunión con esa fe que profesamos. En mi caso, soy muy consciente de que en cada una de las cosas que he vivido Dios ha estado presente, y no de forma abstracta sino a través de una gran cantidad de amigos, familia, conocidos de quienes recibo todos los días.

    2. Estimado David: Gracias por su comentario. Como le contesta Delia a su referencia a Dios y por lo que a mí respecta, al ser la autora de este blog, creo que el impacto que la figura divina puede tener en la vida de cada uno es algo absolutamente personal y privado. El objetivo puntual de “Diáspora azul” es ser una ventana para visibilizar esas historias de mujeres que, viviendo fuera de su país de origen, han superado la adversidad, promoviendo, precisamente la tolerancia y el respeto a la diversidad. Creo que es evidente que la historia de vida de Delia tiene de transfondo una potente fe, que la ha llevado a salir adelante, junto a su hija. Como ella quiera llamarlo ya es otra cosa. Pero lo que importa es que quienes la leemos nos damos cuenta de que algo poderoso se ha movido en su vida y que es posible transformar grandes dificultades. Eso, desde mi punto de vista, es maravilloso de compartir y por eso a ella le estoy muy agradecida por su generosidad al abrir su corazón de esa manera. Gracias a usted también, por tomarse el tiempo de escribir y comentar el blog. Reciba un cordial saludo 🙂

  8. Delia yo tuve oportunidad de conocerla en 2008 cuanto aun estaba casada y leer su historia me ha dejado impactada y me ha llenado de ganas y esperanzas por darle un giro a mi vida. abrazos Delia y adelante.

    1. Hola, mucho gusto. Lastima que con tu nombre, no puedo identificarte, pero gracias por recordarme. Me alegra que mi historia sea algo que te motive e inspire. En mi caso, la experiencia de otras personas siempre ha sido clave para valorar mas y mejor lo que tenemos, lo que ya no queremos o no merecemos. Ánimos en tus propias luchas y que la vida te regale muchas alegrías, y las que no lo sean las asumas con valor y esperanza. Lo mas importante es ser consecuentes, que palabras sencillas, signifique que cualquier cosa que hagas refleje tus valores, tus principios, tu identidad y tu fe. Abrazos

  9. Muy linda y motivadora historia. Felicidades, en realidad nada puede hacerse sin la voluntad de Dios y la fuerza que el mismo Dios da a la mujer al convertirla en madre. Bendiciones para ambas

    1. Gracias por tus palabras. Es verdad, la fe y la determinación son las herramientas que a todas las personas nos ayudan a desafiarnos y a vencer nuestras adversidades. La maternidad es otro nivel, definitivamente. Abrazos, Kenny querida 🙂

    2. Gracias Kenny, Claudia ha tenido mucho que ver en que la historia sea mas hermosa. Coincido con usted que nada pasa sin un propósito, y quienes creemos en Dios sabemos que siempre es para algo mejor. Gracias y bendiciones para usted también.

  10. Felicidades Delia por todo lo que has logrado con esfuerzo, tu vida ha sido admirable y un ejemplo a seguir, como mujer, madre y ser humano… te admiro y respeto, te deseo lo mejor y que sigas siendo guía para tu hija y luz para los demás….Bendiciones.

    1. Gracias Aida chula, gracias porque estuviste conectada con nosotros todo este tiempo y tus palabras estuvieron llenas de fuerza y fe. Bendiciones y mis recuerdos.

  11. Amiga mia wow tantas cosas que pasan en la vida y cada uno en una forma individual sufrimos de muchas maneras, estoy tan orgullosa de ti y de tu valentia se lo que es ser madre y luchar y dar todo por tus hijos yo estuve apunto de perder el mio y sufri mucho pero gracias a dios esta conmigo, han pasado tantos años pero siempre guardo un lindo recuerdo del colegio y que importante es saber tu historia y que hermoso que de alguna forma has salido adelante si necesitas algo ya sabes donde encontrarme tqm

    1. Querida Yasira, yo creo que ninguna madre puede decir que no ha enfrentado momentos tristes pero igual llenos de fuerza y amor. Mi historia es una entre tantas de mujeres de todas y en todas partes que diariamente luchan. Yo aprendí tanto estando en el hospital y viendo la lucha de tantas madres. Yo guardo igualmente un lindo recuerdo tuyo, te voy a mandar mi teléfono por FB para que estemos en contacto. Abrazos fuertes y bendiciones amiga.

  12. Wow Delia me has dejado sin palabras y con muchas lecciones aprendidas. Bendiciones y q orgullo ver como has sido una mujer pujante digna de admiracion y ejemplo a seguir.

    1. Saludos querida Ivett, gracias por tu comentario. Cada mujer y ser humano lleva encima su propia lucha e historia. Compartiéndola que una se da cuenta de que no queda mas que estar agradecidos por lo que tenemos y hemos logrado. Bendiciones y mis recuerdos.

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