Por: Claudia Zavala
Este espacio de reflexión nace del profundo impacto que la muerte y la enfermedad ocasionaron en mi vida. En cuestión de un año, murió mi madre, murió mi abuela y a mi hermana le diagnosticaron cáncer. Y, en medio de ese tiempo convulso, nació mi hijo. Como el guiño de renovación y esperanza más grande que se puede recibir. Entendí, entonces, y de manera muy intensa, que nuestro paso en este mundo es realmente efímero y que, tanto el principio como el final de un ciclo, se abrazan entre sí, tejiendo en medio esto que llamamos vida. Recordé todas las veces que mi mamá me dijo lo que le hubiese gustado hacer, aparte de todos los objetivos laborales y académicos que logró coronar. Era inteligente, activa y decidida. Pero su tiempo no fue suficiente para concretarlo todo. Recordé las maravillosas manos de mi abuela para la costura. Sus vestidos para las reinas de carnaval que se quedaron grabados en mi memoria. Tampoco fue una realidad ese taller tan bonito que ella pudo haber creado con su talento. Así construye uno su historia: Como el destacado o el austero resultado que se desprende de las decisiones que tomamos frente a las circunstancias que vamos enfrentando.
La maternidad fue una revolución que sacudió mi universo. Esa madeja de emociones y hormonas hizo que replanteara muchas cosas en mi vida, entre ellas, mi enfoque laboral. Después de 20 años de trabajo en las áreas del periodismo, comunicación y proyectos de cooperación al desarrollo, buscaba la manera de hacer que, de alguna forma, mis conocimientos se entrelazaran y se concretaran en algo propio. Deseaba que mi mochila de experiencias sirviera para crear algo que yo pudiese entregar a los demás. Elaborar un hilo conductor coherente. Impactar positivamente en sus vidas. ¡Dar por fin el salto!
Durante mi embarazo y en medio de pañales y talleres de lactancia, busqué, leí, estudié, pensé, descarté, repensé… Yo que siempre he sido fuerte y flexible para los cambios, me proyectaba en un escenario de absoluta independencia laboral para el que nunca fui educada ni incentivada. Y me aterraba. Durante los largos meses que duró ese proceso de búsqueda, evidencié en mi interior las cadenas pesadas y enmohecidas que me tenían atada a mentalidades de escasez, miedo y a una dinámica aplastante de trabajar para otros, propias de mi cultura y de mi entorno personal y profesional. Debo decir que el verdadero trabajo fue volver a creer en mí misma. Comprobar que era suficiente con lo que ya era. Y que uno nunca parte de cero: Su mundo entero lo acompaña siempre.
Luego de un buen tiempo de búsqueda y re-conexión interior, lo demás vino rodado: Se dibujó este espacio editorial para dar luz a reflexiones, historias y herramientas que promuevan la interculturalidad, diversidad y tolerancia. ¿Por qué esos temas? Porque son los que me han permitido enfrentar el mundo, durante estos 12 años que he vivido fuera de mi patria. Y porque son también los que han hecho que replanteara, una y otra vez, el tipo de persona en que he llegado a convertirme.
Amin Maalouf, en su libro “Identidades asesinas” dice: “La identidad de una persona no es una yuxtaposición de pertenencias autónomas, no es un mosaico: Es un dibujo sobre una piel tirante. Basta con tocar una sola de esas pertenencias para que vibre la persona entera”.
Y aquí estoy yo. Vibrando. Con todo esto que soy ahora y que me define. Con esos pedacitos que a veces no logro distinguir, pero que existen y me construyen cada día. Soy parte de la gran diáspora. De ese conjunto de personas separadas de su tierra que hilvanan su necesidad de arraigo entre nuevas lenguas, comidas, climas y códigos. Esa diáspora que, al margen de su punto geográfico, late y configura su mundo con profundas contradicciones, miedos y creencias arraigadas.
Mientras, continúo en pleno proceso creativo, productivo y logístico de nuevas ideas y productos concretos que pronto compartiré. Abro este punto de encuentro hoy, con vocación de diálogo y comunidad permanente. Gracias por estar ahí.
Cuánta sinceridad y belleza en esas palabras,una bonita y tranquila lectura en estos tiempos de prisas.
Gracias, Nereida querida. Hoy más que nunca, creo que el verdadero trabajo es abrir el corazón a nosotros mismos y a los demás. Me alegra que te haya gustado 😉
Cuánta sabiduria en tus palabras, mi Clau. Me identifico con los temas que elegistes, los que más nos tocan a quienes estamos en este día a día multi cultural: A veces defendiendo a veces soltando, siempre aspirando a encontrar ese lugar propio. Abrazos!
Sí, Sara Verónica, es verdad eso de “a veces defendiendo, a veces soltando”… los límites se desdibujan en el día a día y en la propia mezcla con que se va estructurando nuestra “nueva” identidad. Abrazos! 🙂
Exitos, estaré pendiente.
Muchas gracias, Marta Beatriz 🙂
Felicidades, con esa experiencia, sabiduría y decisión todo marchará bien. Al unísono con el universo.
Al unísono y en gratitud permanente con el universo. Gracias!!! 🙂
Adelante mi Claudia con este hermoso proyecto se que sera un exito porque lo que se hace con amor y deficacion fructifica, abrazos y bendiciones
Mil gracias, Ana Rosa querida! 😉
Me ha encantado, cuánta serenidad desprende. Se nota que has hecho un trabajo interior importante. Gracias por el post y esperando el siguiente.
Gracias, Sonia! Ha sido y sigue siendo un proceso importante, de mucha revolución interior. Te agradezco muchísimo tus palabras y tu interés. Me alegra que te haya gustado 🙂
Muchas felicidades. Lo leí sin parar, deseo para ti y tu familia muchos éxitos. Dar el paso, tomar decisiones es de valientes y tu lo has hecho, gran ejemplo de mujer salvadoreña, felicidades y sigue adelante. Estaré pendiente de tu blog ?
Muchísimas gracias, Isis!!! Siempre te recuerdo con cariño. Tus palabras son importantes para mí. Me alientan a seguir. Gracias!
Que hermoso Claudia, verdaderamente hermoso … Puedo encontrar en Ud lo que muchos pasamos buscando dentro de nosotros cada dia sin encontrarlo y sin darnos cuenta que buscamos algo que nos identifique con la vida misma que vivimos …. Me encantó… La admiro y la felicito y porque no decirlo,también la envidio con esa envidia sana de mujer luchadora .la abrazo.
Un abrazo, de corazón, Vila. Usted es y ha sido valiente también. Somos del mismo clan, jaja! Además, de ser la madre de una de las mujeres que más quiero, la estimo mucho por ser como es. Gracias, de verdad, por sus palabras.
Me encantan tus palabras y me inspiras…tengo muchas páginas llenas de experiencias unas amargas otras dulces unas con sabor a triunfo y otras con sabor a derrota pero cada una con una lección de vida.. que se resumen en un solo deseo” compartir lo quen vivido para ayudar a otros”
Qué bonito, Rocío. Creo que este proceso, tan duro y complejo que pasamos cuando estamos lejos de nuestra gente y nuestra tierra, nos ayuda a centrarnos en aspectos que antes no habíamos evaluado. Ayudar e impactar positivamente la vida de los demás es uno de los más importantes, sin duda. Me alegra que mis palabras hayan resonado en tu corazón. Un abrazo! 🙂
Lindas palabras Claudia, salen de lo más hondo y llevan un poso de reflexión y tranquilidad que acompaña a todo el texto. Un besazo
Gracias, Maite querida! Me alegra que te haya gustado 🙂
La mejor lectura es la que comenzamos y no podemos parar de leer hasta terminar, lo cual significa que ha sido interesante, enriquecedora y que nos identifica de alguna manera, nos habla y nos deja mensajes. La felicito, no pare jamás, es excelente!!
Qué linda! Gracias por sus palabras, Sonia. Un abrazo!